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Peter Pan y Bonterra

Cabernet Sauvignon

2017

California EUA

Basado en los personajes del libro de James Matthew Barrie, 1904.

Ilustración de F.D. Bedford, 1911

Peter Pan no cabía de orgullo al saberse “El Gran Padre Blanco”. Los familiares de Tigrilla no cesaban de enaltecerlo, y no reparaban en el ego creciente del eterno niño. Esa noche sería “La Noche de las Noches” y Peter debía en cualquier momento salir a buscar al cocodrilo para conocer la hora del día. Los aromas de la cena y el bullicio de los chicos que ya comenzaban a comer distraía a Peter; su estómago comenzaba a rugir y eso lo alteraba. Cómo era posible que el gran salvador de la princesa piel roja tuviera hambre.

Antes de salir volando por la ventana, Peter decidió tomar algo que pusiera fin a sus crecientes antojos. En la casa feliz no había muchas opciones, pero él quería encontrar lo mejor que pudiera consumir en ese ¡su gran momento de gloria! Finalmente, divisó lo que sería su pequeño lujo en solitario: una botella de Bonterra Cabernet Sauvignon de California, 2017. Grácilmente sacó una copa, sabía que no era fina como la vajilla de la casa Darling, pero con maneras de la corte sirvió en ella el líquido que tanto ansiaba beber.

El divertido color ciruela con destellos rubíes puso a Peter de buen humor, y percibir esos aromas de frutos rojos lo alegraban aún más. El niño recordaba cuando disfrutaba tanto de caminar sobre el pasto fresco, pisotear los charcos en la tierra húmeda y patear la hojarasca en los bosques repletos de fresas y cerezas. Era como si el vino fuera también un ente natural, relajado y libre como él. Por un momento, Peter dejaba a un lado sus modos arrogantes que había adoptado, la bebida lo estaba devolviendo a la realidad.

Con un poco de más modestia, Peter dio un sorbo al vino, era seco, con acidez media, un ligero salado y un sutil amargor. La identidad que dejaba la bebida en su boca era sencilla, sin mayor profundidad. Tras unos cuantos tragos más, el chico notaba con mayor precisión esa resequedad que se estaba haciendo evidente en su boca, no era tan tosca como esperaba, pero hizo que su hambre aumentara aún más. Podía escuchar los vasos de leche de los niños chocar en la mesa, y se imaginaba a los pequeños engullir sus porciones de fruta enloqueciendo a Wendy con sus bruscos modales.

Los antojos se apoderaban cada vez más de Peter, las notas de frutos rojos, mentolados, canela seca y vainilla que vibraban con cada exhalación tras beber lo hicieron muy consciente que debía darse prisa en salir a verificar la hora. Y ¿si en el camino buscaba algo para compartir con los chicos? El vino había despertado muchos antojos en él. Las nueces serían algo perfecto, las podrían combinar con la fruta, las patatas y los flanes que Wendy había dispuesto en la mesa para esa merienda. Nunca imaginarían los pequeños perdidos la verdadera razón por la que Peter regresaría con un humor inmejorable esa noche.

@cuentosdecatas

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