Search

La Cerillera y Spier Seward

Chenin Blanc

2020

Coastal Region, Cape Town, Sudáfrica

Basado en el cuento de Hans Christian Andersen, 1843

Ilustración de Helen Stratton

El fulgor de la cerilla al encenderse se fusionó con una copa de un líquido del mismo color paja amarillento que brillaba en un costado de la mesa de la recién iluminada habitación. La pequeña cerillera abrió con grandeza sus ojos para admirar lo que frente a ella había aparecido. En la mesa de blanco mantel, la botella de Seward Chenin Blanc de la bodega Spier de Cape Town, Sudáfrica año 2020 captó de inmediato la atención de la pequeña.

Los aromas que de la copa emergían lograban llegar hasta la diminuta nariz de la cerillera; oleadas de manzanas amarillas y hojas de manzanilla con azahar se introducían por las infantiles fosas. Las notas aromáticas dejaban en la mente de la pequeña recuerdos de arena y cuajos de leche, el frío en su cara comenzaba a menguar entre más inspiraba el espíritu del vino que vislumbraba.

Con esa magia de quien desea algo de corazón, las gotas de vino emergieron de la copa y se introdujeron por las comisuras de los labios de la niña. Ella percibió una delicada amabilidad en su lengua, y comenzó a salivar lentamente; toda su atención se centró en el interior de sus cachetes y por un instante, sacrificó el brillo de su cerilla y cerró los ojos. La cerillera jugaba con ese líquido de apariencia frágil, pero con prolongada personalidad dentro de su boca.

La intensidad de aromas que se comenzaron a dibujar en sus pensamientos la hicieron reparar en el ganso asado relleno de pasas rubias que también se posaba en la mesa. Con la misma magia del vino, el ave saltó de la fuente y se contoneó por el suelo mientras gotas de la bebida adornaban su paso. Aquella compleja aparición que embriagaba a la habitación con un arcoíris de vivas fragancias llenó a la niña de alegría.

La cerilla estaba por consumirse y durante ese maravilloso momento de resplandor temporal, el frío en las manos y en los pies de la pequeña había disminuido casi por completo. El alma de la niña comenzaba a llenarse de un calor muy especial, uno que encendió la cerilla, intensificó el vino y culminó con el bailar del sabroso ganso. Al apagarse la llama del astillado palillo de madera, la cerillera no dudó en comenzar a prender las demás… ya no le temía al frío.

Para más inspiración: @cuentosdecatas, Spier Wine

Artículos relacionados: La Bella Durmiente y Domaine Henri De Villamont, Cuando se Rompen las Copas, Las Aventuras de Pinocho y Duckhorn Vineyards, Simbad el Marino y Oyster Bay

Close
The Today Life © Copyright 2022. Todos los derechos reservados
Close