Search

Madre Nieve y Nicolas Potel

Bourgogne AOC

Chardonnay

2019

Borgoña, Francia

Basado en los personajes del cuento de los Hermanos Grimm, 1812

Ilustración de Hermann Voge

El cocido de ganso a la mantequilla con hinojo desprendía una oleada de aromas a los cuales el estómago de la joven respondía con deseos de profunda apetencia. Esa muchacha tan desdichada dudaba aún de la amabilidad de la vieja Madre Nieve; por cuidar de su casa y sacudir su cama recibiría un trato casi maternal. Ella no estaba acostumbrada a las muestras de afecto o agradecimiento, su madrastra nunca había sido cariñosa con ella, por eso se sobresaltó al ver a la anciana acercarse a ella con una botella de vino dispuesta a compartirla durante la comida.

La botella de Nicolas Potel, Bourgogne AOC 2019 de uva Chardonnay despertaba en la joven muchas expectativas, nunca había probado un vino. Madre Nieve podía intuir en la mirada de aquélla, embelesada mientras observaba las oleadas de líquido dorado claro y brillante caer en dos preciosas copas del más fino cristal, que sería una experiencia sensorial gratificante para ambas. Con suma ternura la anciana le acercó una de las copas a la muchacha.

Sin saber cómo reaccionar, la joven cerró los ojos y dejó que su sensibilidad la guiara. Cómo era posible que de una copa pudieran emerger notas de frutas y flores. Podía escuchar la respiración de Madre Nieve, sabía que la vieja también estaba percibiendo esa delicada fragancia de naranja y mandarina con azahar y jazmines. La anciana tomó la mano de la muchacha y la invitó a mover su copa en pequeños y delicados círculos. Una expresión de sorpresa salió de la joven al percatarse que ahora aromas de piedras húmedas y espuma de mar llegaban a su nariz.

Imitando a Madre Nieve, la jovencita dio un sorbo a su copa. Instantáneamente comenzó a hacer movimientos de masticación, la anciana sabía que era el cuerpo del vino lo que había provocado esa reacción. Con los ojos cerrados, la muchacha dejaba que la salivación diluyera la sensación salada que había percibido. El interior de su boca era cada vez más carnoso y húmedo, y entre más movía su mandíbula, más saliva producía.

La respiración de Madre Nieve se acentuaba cada vez más, la doncella no tardó en imitarla y al hacerlo, recuerdos de cítricos venían a su mente acompañados de flores de azahar y jazmín. La joven no sabía si la súbita melancolía que comenzó a sentir era por la falta de amor en su vida, o porque los aromas florales que exhalaba eran marchitos. La anciana intuyó que la tristeza estaba envolviendo a su huésped y acercó tiernamente a ella trozos de queso maduro con confitura de clementina cristalizada, acompañados de pan campesino con hojuelas de sal de mar.

Aquella experiencia sensorial de la joven fue sólo el inicio de una temporada en la que no le faltó cobijo, comida y cariño por parte de Madre Nieve. Pero la anciana no se dejaba engañar, esa sensibilidad que había aflorado en la inocente chica al dejarse llevar por el vino, sería la que en algún momento las separaría. Y dorada como los destellos del vino bebido, sería su despedida.

@cuentosdecatas

Close
The Today Life © Copyright 2022. Todos los derechos reservados
Close