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Gerard Bertrand y los vinos Biodinámicos

Decía Louis Pasteur que, ‘»Una botella de vino contiene más filosofía que todos los libros del mundo». 

Fue en 1975, en las viñas del Château de Villemajou, en el corazón de Corbièrest, donde Gérard Bertrand cosechó sus primeras uvas y descubrió su pasión por el vino. El resultado, doce años después, es una colección de 16 fincas ubicadas en los terruños más notables del sur de Francia.

Languedoc-Roussillon es una bellísima región del sur de Francia que fue muy apreciada desde la época de los romanos, por su clima y la riqueza de sus suelos. Aquí nos encontramos con bellas ciudades amuralladas y paisajes espectaculares. En la Edad Media, los viñedos pertenecían a los monjes, estos producían excelentes vinos y se vendían a un precio alto.

Gérard Bertrand es el Embajador de los Grandes Vinos del Languedoc en todo el mundo; desde los viñedos de altura cerca de los Pirineos hasta los suelos volcánicos de las Terrasses du Larzac y los viñedos costeros con vistas al mar Mediterráneo, las bodegas cubren 850 hectáreas cultivadas con métodos biodinámicos. La biodinámica es un método de cultivo que lleva el concepto de “totalmente natural” incluso más allá de lo orgánico.

Este método de cultivo busca la simbiosis con la naturaleza. El hombre aspira a fortalecer la vida orgánica y los intercambios entre el suelo y la planta cultivada, con la principal consecuencia de no necesitar más el uso de productos químicos para protegerla (pesticidas) o alimentarla (fertilizante).

Con la biodinámica, el viticultor cuida la vid, la fortalece y recoge los frutos sin agotarla. Para Gérard Bertrand, ferviente defensor del medio ambiente, la biodinámica es una verdadera filosofía de vida. Fue en 2002, en el Domaine de Cigalus, que convirtió su primer viñedo a la Biodinámica. Convencido de los beneficios de este método de cultivo cercano a la naturaleza, ahora aplica los principios de la biodinámica a todas las vides de sus fincas en Languedoc-Roussillon, que hoy representan 950 hectáreas repartidas en toda la región de Occitania.

El saber hacer de Gérard Bertrand y conocimiento del terruño del Languedoc les permite elaborar vinos de calidad sin sulfitos añadidos. En Gérard Bertrand han adquirido así la experiencia y el conocimiento suficiente de variedades de uva para proteger su vino de la oxidación de forma natural, sin tener que recurrir a la adición de sulfitos.

Gerard ha sabido aprovechar las cualidades de esta tierra milenaria para producir vinos que importa a más de 60 países, en los que son reconocidos por su insuperable calidad. En sus 15 Châteaux y fincas vinícolas, se respeta la tierra mediante procesos de viticultura biodinámica, creando una variedad de vinos fabulosos como el Château l’Hospitalet, elegido mejor vino del mundo en 2019.Uno de los que podemos probar en México es el Gérard Bertrand Corbières, una agradable sinfonía de las uvas Grenache, Syrah y Mourvedre.

Con tantas etiquetas en el mundo de los vinos, los grandes nombres nos recuerdan que la calidad no es un asunto de moda. Gérard Bertrand se ha convertido en el rey de los vinos franceses, además de ser reconocido internacionalmente como el especialista de los vinos Premium del Sur de Francia, pues ha sabido impregnarse con el valor de su historia y de su terroir, incorporando innovación en sus procesos.

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