Basado en los personajes de Las Mil y Una Noches, 1710.
Ilustración de Edmund Dulac, 1914.
Por: María José Navarrete
Aladino sentía su cuerpo fresco, ligero y limpio al salir del hammam (baño turco), su tío lo había fregado con cuidado y ahora vestía su nuevo traje de seda rayada con un turbante de muselina de seda realzada en oro.
Los dos se sentaron en una bella terraza y Aladino no levantaba la vista porque no dejaba de admirar sus relucientes botas rojas; se sentía como el hijo de algún rey o sultán. El “hermano de su padre” encargó unas bebidas y un instante después arribaron los refrigerios y una botella de vino.
El vino era un Pinot Noir de Sonoma, California de la bodega Patz & Hall, de Chenoweth Ranch, año 2012. El tío había solicitado en concreto esa botella para ese momento. El color rubí que resplandecía de las copas entonaba a la perfección con las suntuosas botas de Aladino.
El joven se sentía hipnotizado por el elíxir al deslizarse en el cáliz de la copa, a la vez que se dejaba llevar por finos aromas de pétalos de flores que comenzaban a seducir su sentido del olfato.
Aladino quería apreciar el tímido bouquet que el vino ofrecía. Con cada inhalación, el joven y el tío se dejaron llevar por notas de rosas, violetas y lavandas, acompañadas de frutos del bosque y adornadas por especias como delicadas pimientas.
Era como si los aromas se elevaran a modo de incienso. Al probar la bebida, Aladino sintió su ligereza mientras una delicada salivación emergía debajo de su lengua.
Dio otro sorbo y vigorosamente lo movió por toda su boca despertando una astringencia media que reconfortaba la moderada acidez.
Tras cada trago, un recuerdo de sachet de flores rosas y moradas, frutos del bosque y humedad le recordaron a Aladino a los bazares de perfumes y telas con los que su madre tanto soñaba.
Bocadillos de láminas de portobello con orégano, romero y delgados cortes de carne de cordero salpicados con gotas de lima acompañaron ese momento.
Esa bebida persistente, más no potente llenaba de pensamientos al joven, imaginaba que algo más pasaba por la mente de su supuesto tío, más nunca podría haber adivinado lo que sucedería tras ese encuentro.
